EL SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR EN CHILE


Ricardo López

I.- El actual sistema de educación superior chileno es caro, malo y privado.

Una primera característica del actual sistema de educación superior en Chile es que este es mayoritariamente privado, en efecto, a partir de las reformas de los años ´80 en que sólo existían ocho universidades en nuestro país financiadas con recursos del Estado, en la actualidad contamos con 177 instituciones de educación superior, incluyendo Universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica. De un total de 800.000 matrículas en el año 2009 el 75% de estas son ofrecidas por instituciones privadas.

También el actual sistema de educación superior se encuentra entre los más caros del mundo. En efecto, según la OECD, Chile se encuentra entre las seis naciones más caras en la educación terciaria. El costo promedio de una carrera universitaria es de US$ 3.140 al año según medición corregida por paridad de compra.
Con la misma paridad de compra Chile se equipara en costo a países como Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur. Ciertamente no nos equiparamos a estos países en calidad de la educación impartida.

Australia tiene ocho universidades dentro de las 100 mejores del mundo. Canadá tiene seis y Japón cuatro. El primer plantel chileno en aparecer en este ranking es la Universidad Católica que está en el puesto 239.
Una cifra reveladora de esta situación es la inversión por alumno que realizan estos países: Chile: US$ 7.000, Australia: US$ 15.000 y Japón: US$ 13.000, todo en dólares de similar paridad de compra.

Otra característica es que, también según la OECD, el costo de la educación superior es asumido en su mayor parte por las familias chilenas. Según este estudio el 85% del gasto que realizan la Universidades en sus alumnos se financia con el aporte de los hogares.

Una cuarta- y no menos importante- constatación, es sobre la calidad de la educación superior. Con datos de Índices del Consejo Superior de Educación, el Instituto Libertad y Desarrollo construyó un ranking de calidad para las universidades nacionales. Este ranking genera una clasificación en Universidades de Baja Complejidad (mala calidad), de Complejidad Media (igual al promedio) y de Complejidad Superior (buena calidad).
El dato más relevante de este ranking, elaborado por un instituto que no es precisamente un defensor del sistema público universitario, es que el 81% de las universidades privadas se encuentra en la clasificación de baja complejidad, es decir de mala calidad.

Resumiendo, a partir de los años ´80, nuestro sistema de educación superior se ha privatizado, es uno de los más caros del mundo, lo deben financiar mayoritariamente las familias y es de mala calidad.

II.- En la educación superior el mercado no funciona.

Durante los últimos años las comunidades universitarias que pertenecen al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH) que se compone de universidades estatales y privadas con aporte estatal, han planteado de todas las formas posibles que el Estado debe involucrarse más y entregar mayor financiamiento a estas universidades.
El requerimiento obedece a la necesidad de elevar los estándares de calidad y permitir la matrícula de todo estudiante meritorio que provenga de los sectores más desposeídos.

La situación requiere de actuar con urgencia: el 50% de las universidades estatales se ubica en la clasificación de baja complejidad (mala calidad) así como un tercio de las privadas tradicionales.

¿Qué es lo que realmente ha ocurrido?

A partir del año 1981 las universidades tradicionales, estatales y privadas con aporte estatal debieron asumir la política impuesta por los rectores delegados de lograr autofinanciarse. Al mismo tiempo se permitió la apertura de nuevas universidades privadas que comenzaron a actuar en una lógica mercantilista sin restricciones ni regulaciones de ningún tipo.

Durante todos estos años, a partir de 1981, los negocios privados de educación superior se han enseñoreado en nuestro país, han obtenido pingues ganancias y sólo muestran que la educación superior en Chile no sólo se ha estancado en calidad sino que ha retrocedido dramáticamente.

El negocio de la educación superior fue impuesto de la manera neoliberal más ortodoxa, las únicas regulaciones importantes fueron la hipócrita definición de que las universidades debían ser instituciones sin fines de lucro y la acreditación de calidad.

Ni una ni la otra funcionan: todos sabemos que el reputado ingenio empresarial pronto encontró la forma de burlar el tema del lucro vía empresas inmobiliarias y la acreditación, que comenzó como responsabilidad del Estado (MINEDUC-CNAP), hoy es una nueva área de negocios para empresarios neoliberales vinculados a la educación.

En estos años, de un sistema mixto, prestigioso, de buena calidad y esencialmente gratuito hemos pasado a lo ya descrito: un sistema privado, de mala calidad y caro.

El producto promedio del actual sistema de educación superior se distingue por las siguientes características: profesionales con bajos niveles de competencias en sus disciplinas, con ninguna o muy escasa formación humanística, personas acríticas, egoístas y sin ninguna sensibilidad social.

De no poner atajo al avance de la selva mercantilista en la educación las universidades tradicionales irán, por la fuerza de la sobrevivencia, cayendo en las mismas conductas de las nuevas universidades privadas: disminuir la calidad docente eliminando cargos de jornadas completas, pagando honorarios ridículos a profesores-hora y transformando las actividades de extensión e investigación en fuentes de recursos sin importar la calidad ni el mérito transformador en la sociedad de tales actividades.

El mercado de la educación superior en Chile es probablemente uno de los más desregulados del mundo, eso lo convierte en un apetitoso botín para consorcios internacionales que ya han comenzado a operar en nuestro país. Estos consorcios pueden hacer en Chile lo que no pueden realizar en sus países de origen.

Esto permite vaticinar que en pocos años el sistema de educación superior en Chile se habrá concentrado de tal manera que sólo operarán unos cuántos consorcios que coludidamente se repartirán el botín. Tal como aconteció con las AFP, las ISAPRES, los servicios públicos, las cadenas farmacéuticas, entre otras.

En la educación superior, la “mano invisible” no genera mayores eficiencias, ni la competencia salvaje produce mayor calidad, el resultado es desastroso, para nuestros estudiantes, para sus familias y para Chile en su conjunto.

III.- Hacia un Sistema de Educación Superior.-

Junto con romper la nefasta política del estado neoliberal de abandono, indiferencia e inacción respecto de las universidades públicas se hace necesario caminar hacia el objetivo de establecer un Sistema de Educación Superior (SES) que rompa el actual juego de mercado salvaje que impera en nuestro país.

Se hace necesario, en primer lugar, establecer regulaciones a la actividad que aseguren el cumplimiento de objetivos de excelencia académica, de investigación pertinente (a niveles regionales) y de extensión universitaria real y transformadora.

Un SES requerirá de planificación. Esto que sonará a herejía para los adalides neoliberales, no es así, a los empresarios les encanta y les conviene planificar, sólo que no les gusta que lo haga el Estado. El plan deberá revelar objetivos estratégicos de mediano y largo plazo para nuestro sistema educativo, entre ellos los que derivan de los desarrollos de la demanda y oferta de profesionales universitarios y de nivel técnico superior. Se debe terminar con la sobre oferta de profesionales sin pertinencia ni empleabilidad que se genera, muchas veces, con publicidad engañosa.

Un SES que realice controles públicos de calidad basados en estándares básicos o mínimos que deban ser cumplidos por toda institución que opere en el sistema, estatal o privada, con o sin fines de lucro. Estándares que puedan abarcar la tasa de abandono de estudios, la tasa de graduación, la cantidad de alumnos por sala de clases, la tasa de profesores de jornada completa, la tasa de alumnos por profesor, entre otros.

Un SES que garantice igualdad de derechos en el acceso a la educación superior, que limite la competencia baldía, que fomente la colaboración académica y que establezca misiones diferenciadas en cada nivel de las instituciones que conforman el sistema (Universidades Estatales, Privadas sin fines de lucro, Privadas con fines de lucro, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica).

Un SES que garantice el cumplimiento cabal y justo del trato laboral de todas las Instituciones con los académicos y los funcionarios.

Estas ideas no son originales, fueron concebidas en los años ´60 en el Estado de California y se plasmaron en el “California Master Plan for Higher Education” (Plan Maestro para la Educación Superior del Estado de California).

Cincuenta años después, con los necesarios ajustes y correcciones el Plan sigue vigente y ha transformado a la educación superior de California en el sistema universitario de mayor prestigio de los EE.UU.

En California se ha evitado la competencia salvaje por atraer alumnos a través de jurisdicciones exclusivas para los distintos niveles de instituciones que operan en el sistema. Se encuentra asegurada la igualdad de oportunidades, casi no existe el abandono de estudios y la tasa de graduación es superior al 85%. El 66% de los cursos tienen menos de 20 alumnos, sólo a modo de ejemplo la Universidad de California, Berkeley cuenta con una tasa de sólo 12 alumnos por profesor. En el mismo Estado de California, el 73% de los profesores de Universidades Públicas son de jornada completa, y en las universidades privadas ese porcentaje es de 59%.

El sistema universitario estadounidense es, en la opinión de la Academia Europea de Ciencias y Artes, uno de los más desregulados del mundo. (ver informe “Sistemas Universitarios de Europa y EE.UU) ¿Cómo estamos por Chile?

Estas ideas y opiniones están a disposición de la comunidad universitaria, por cierto se pueden rebatir, mejorar y agregar otras, de hecho los temas de investigación y extensión deben ser objeto de análisis en lo relativo a estándares y niveles de calidad.

Lo que no podemos hacer es dejar de avanzar en la consecución de tres objetivos: exigir mayor apoyo del Estado a las Universidades Públicas, avanzar en la constitución de gobiernos universitarios triestamentales y avanzar en la definición de un marco regulatorio del Sistema de Educación Superior y de un Plan Maestro que defina los objetivos que como sociedad deseamos para nuestras universidades públicas y privadas, con o sin fines de lucro.

2 Response to EL SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR EN CHILE

Anónimo
17 de mayo de 2011, 0:49

La educación superior pública en chile debe ser gratis con la inversión de nuestro cobre.-

Anónimo
10 de febrero de 2014, 14:18

En la Libre te esperamos. El camino hacia el futuro.http://unilibrepereira.edu.co/inicio

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