¿QUÉ OPINA USTED?

Hacia comienzos del siglo XX, dos voces condenatorias se alzaron contra la “patria”, exclusiva y excluyente, que la oligarquía criolla había construido, bajo la forma de un remedo de república. Estas voces fueron la del peruano Manuel González Prada y el chileno Luis Emilio Recabarren. El primero en nombre de la población indígena del Perú, y el otro en nombre de los pampinos salitreros. Aunque sólo uno de ellos se pronunció a propósito del centenario de la Independencia, ambas críticas tuvieron la forma de un balance político social de los cien años transcurridos. En ambos casos la pregunta fue casi la misma, ¿Qué es lo que la república ha hecho a favor de estos sectores dominados y excluidos de la sociedad?
Hoy, al cumplirse doscientos años queremos preguntar a nuestros lectores si consideran que la crítica de estos dos representantes de movimientos populares latinoamericanos, está obsoleta, superada, o sigue aun resonando.

NUESTROS INDIOS.

Manuel González Prada,


Bajo la República ¿sufre menos el indio que bajo la dominación española? Si no existen corregimientos ni encomiendas, quedan los trabajos forzados y el reclutamiento. Lo que le hacemos sufrir basta para descargar sobre nosotros la execración de las personas humanas. Le conservamos en la ignorancia y la servidumbre, le envilecemos en el cuartel, le embrutecemos con el alcohol, le lanzamos a destrozarse en las guerras civiles y de tiempo en tiempo organizamos cacerías y matanzas como las de Amantani, Llave y Huanta. No se escribe pero se observa el axioma de que el indio no tiene derechos sino obligaciones. Tratándose de él, la queja personal se toma por insubordinación, el reclamo colectivo por conato de sublevación. Los realistas españoles mataban al indio cuando pretendían sacudir el yugo de los conquistadores, nosotros los republicanos nacionales le exterminamos cuando protesta de las contribuciones onerosas, o se cansa de soportar en silencio las iniquidades de algún sátrapa.

Nuestra forma de gobierno se reduce a una gran mentira, porque no merece llamarse república democrática un estado en que dos o tres millones de individuos viven fuera de la ley. Si en la costa se divisa un vislumbre de garantías bajo un remedo de república, en el interior se palpa la violación de todo derecho bajo un verdadero régimen feudal. Ahí no rigen Códigos ni imperan tribunales de justicia, porque hacendados y "gamonales" dirimen toda cuestión arrogándose los papeles de jueces y ejecutores de las sentencias. Las autoridades políticas, lejos de apoyar a débiles y pobres, ayudan casi siempre a ricos y fuertes. Hay regiones donde jueces de paz y gobernadores pertenecen a la servidumbre de la hacienda. ¿Qué gobernador, qué subprefecto ni qué prefecto osaría colocarse frente a frente de un hacendado?

Una hacienda se forma por la acumulación de pequeños lotes arrebatados a sus legítimos dueños, un patrón ejerce sobre sus peones la autoridad de un barón normando. No sólo influye en el nombramiento de gobernadores, alcaldes y jueces de paz, sino que hace matrimonios, designa herederos, reparte las herencias, y para que los hijos satisfagan las deudas del padre, les somete a una servidumbre que suele durar toda la vida. Impone castigos tremendos como la "corma", la flagelación, el cepo de campaña y la muerte; risibles, como el rapado del cabello y las enemas de agua fría. Quien no respeta vidas ni propiedades realizaría un milagro si guardara miramientos a la honra de las mujeres: toda india, soltera o casada, puede servir de blanco a los deseos brutales del "señor". Un rapto, una violación y un estupro no significan mucho cuando se piense que a las indias se las debe poseer de viva fuerza. Y a pesar de todo, el indio no habla con el patrón sin arrodillarse ni besarle la mano. No se diga que por ignorancia o falta de cultura de los señores territoriales proceden así: los hijos de algunos hacendados van niños a Europa, se educan en Francia o Inglaterra y vuelven al Perú con todas las apariencias de gentes civilizadas; mas apenas se confinan en sus haciendas, pierden el barniz europeo y proceden con más inhumanidad y violencia que sus padres: con el sombrero, el poncho y las "roncadoras", reaparece la fiera. En resumen: las haciendas constituyen reinos en el corazón de la República, los hacendados ejercen el papel de autócratas en medio de la democracia.


RICOS Y POBRES

Luis Emilio Recabarren

[Conferencia dictada en Rengo, la noche del 3 de septiembre de 1910, en ocasión del Primer Centenario de la Independencia.]

LA SITUACIÓN MORAL Y SOCIAL DEL PROLETARIADO Y LA BURGUESÍA

No es posible mirar a la nacionalidad chilena desde un solo punto de vista, porque toda observación resultaría incompleta. Es culpa común que existan dos clases sociales opuestas, y como si esto fuera poco, todavía tenemos una clase intermedia que complica más este mecanismo social de los pueblos.

Reconocidas estas divisiones de la sociedad nos corresponde estudiar su desarrollo por separado, para deducir si ha habido progreso y qué valor puede tener este progreso.

La clase capitalista, o burguesa, como le llamamos, ha hecho evidentes progresos a partir de los últimos cincuenta años, pero muy notablemente después de la guerra de conquista de 1879 en que la clase gobernante de Chile se anexó a la región salitrera.

El progreso económico que ha conquistado la clase capitalista ha sido el medio más eficaz para su progreso social, no así para su perfección moral, pues aunque peque de pesimista, creo sinceramente que nuestra burguesía, se ha alejado de la perfección moral verdadera.

Sin tomar en cuenta los individuos, creo que la colectividad burguesa vive habituada ya en un ambiente vicioso e inmoral, que quizás en muchos casos no se note o se disculpe por no tener la noción suficiente para saber estimar íntegramente la verdadera moral. El espíritu de beatitud en cierta parte de esta sociedad no la ha detenido ni alejado de esta situación.

Cien años ha, cuando la población de este país vivía en el ambiente propio de una colonia europea, que le había inoculado sus usos y costumbres; parece que no se destacaba la nota inmoral y voluptuosa de la época presente. Se vivía en este país bajo el régimen de la sociedad feudal, algo atenuado si se quiere, pero con todas las formas de la esclavitud y con todos los prejuicios propios del feudalismo. El sometimiento demasiado servil de la clase esclava entregada en su mayor número a la vida pastoril y a la agricultura era tina circunstancia que no provocaba ninguna acción de la clase señorial, en que pudiera notarse como hoy, sus crueldades.

La última clase, como puede considerarse en la escala social, a los gañanes, jornaleros, peones de los campos, carretoneros, etc., vive hoy como vivió en 1810. Si fuera posible reproducir ahora la vida y costumbres de esta clase de aquella época y compararla con la de hoy día, podríamos ver fácilmente que no existe ni un solo progreso social. En cuanto a su situación moral podríamos afirmar que en los campos permanece estacionaria y que en las ciudades se ha desmoralizado más. Esta clase más pobre de la sociedad, más pobre en todo sentido material y moral- ha vivido tanto antes como ahora en un ambiente completamente católico y cristiano. Si afirmáramos que hoy vive más dominada por la Iglesia que antes, no haríamos una exageración. Sin embargo, antes se notaban en esta clase mejores costumbres que ahora. Con sobrada razón podríamos preguntarnos: ¿Por qué no ha progresado esta clase social que ha vivido siempre al amparo moral del catolicismo?

Es esta nueva pregunta para la cual cada persona debe buscar la respuesta con sus propios esfuerzos, porque es menester, para el desarrollo de las inteligencias, que se realice este ejercicio mental, a fin de que cada cual resuelva este problema social y procure cooperar a mejorar las cosas.




REFORMA DEL SISTEMA DE EDUCACIÖN (PREAMBULO DE UNA NUEVA LEY).


Por: Gustavo Quintana

Martin Carnoy, antiguo alumno de Milton Friedman, Schulz y Arnold Herberger , y compañero ,entre otros ,de Rolf Luders, Sergio de Castro y Ernesto Fontaine en la Universidad de Chicago, estuvo en Chile en su calidad de experto educacional y profesor de la Universidad de Stanford para presentar su nuevo libro “LA VENTAJA ACADÉMICA DE CUBA
Conocedor de la realidad educacional en Chile( fue jefe del equipo de la OCDE que evaluó las políticas educacionales chilenas(2003) ), entregó al diario El Mostrador , opiniones muy pertinentes sobre el modelo chileno, las propuestas avanzadas por J . Lavín y la impotencia de la derecha para superar la mala calidad y la inequidad de la educación chilena. En contrapartida, se refirió a dos sistemas educacionales exitosos , Finlandia (OCDE) y (Latinoamérica ).
Con Chile, ligado histórica ,cultural , geográfica y económicamente a los países de nuestra región , y nuevo miembro de la OCDE , aparecía como natural intentar un análisis comparando los tres sistemas de educación , tomando en cuenta, además, que cuando los tres emprendieron reformas educacionales, entre los años 60 y los 70, eran países comparables por su magnitud , número de habitantes y economía, que los catalogaban como países subdesarrollados

ANALISIS COMPARADO CON DOS SISTEMAS EXITOSOS FINLANDIA Y CUBA

Comencemos este análisis entregando , en primer lugar, las razones por las cuales Finlandia y Cuba son reconocidos como sistemas exitosos , en contraposición con la mala evaluación de Chile, para analizar posteriormente los objetivos profundos , las estructuras y las características de los procesos educativos de los tres sistemas

El reconocimiento del sistema de educación finlandés como exitoso se basa en los resultados de la prueba Pisa(tomada en 2003 a los 30 países de la OCDE y a trece invitados), donde Finlandia obtuvo el 1er. lugar en lectura , el 4º en matemáticas y el 3º en ciencias ( resultados aun mejores en 2006), y en las repercusiones sociales y económicas que la educación tiene en ese país

En esta doble perspectiva, los resultados señalan discriminaciones sociales bajas en relación a los demás países que rindieron la prueba ( las diferencias en los rendimientos entre hombres y mujeres son mínimas, así como mínimos los correspondientes a diferentes estratos sociales o étnicos, o a la ubicación urbana , rural o de otro tipo de los establecimientos educacionales). Igualmente, el hecho que sólo un 6% de los estudiantes finlandeses no obtengan resultados aceptables, en comparación con una media de fracasos que alcanza el 20 % en los demás países, ilustra la capacidad del modelo y la decisión política finlandesa para evitar la pérdida de estudiantes en el proceso educativo, para lo cual ocupan entre un 10 y un 15% del presupuesto de educación en la atención de los sectores más vulnerables. En suma, podemos atrevernos a atribuir al modelo finlandés alguna capacidad para corregir ,por la vía de la educación, una parte importante de las diferencias sociales, toda vez que se puede constatar que los estudiantes reciben una educación orientada a ser miembros responsables ,éticos y humanos de la sociedad, con los conocimientos necesarios para enfrentar los cambios del futuro y seguir aprendiendo permanentemente, y con una fuerte inclinación hacia la cooperación más que hacia la competencia .

Finalmente, desde una perspectiva diferente , el sistema de educación finlandés , después de un par de décadas de aplicación, es en gran medida responsable de su explosivo desarrollo económico .

La evaluación del sistema de educación cubana se obtuvo con los resultados de la LLCE (Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación , de la UNESCO), obtenidos de pruebas a que sometió a los principales países de Latinoamérica y analizados por el profesor M. Carnoy con los mismos modelos de análisis utilizados por IEA y por TIMMS. Estos análisis, más la experiencia de este profesor en la construcción del sistema cubano, nos permite disponer de los siguientes elementos valóricos de la educación cubana: Un rendimiento de los estudiantes cubanos en lectura y matemáticas muy por encima del promedio de rendimiento de América Latina, y una velocidad sorprendente para erradicar, a partir de 1960, el analfabetismo (una juventud prácticamente analfabeta que ha pasado a ser en los comienzos del milenio la que mejor maneja la lengua ), la insalubridad, a partir de la creación de sus propios profesionales y acabar con las discriminaciones sociales anteriores a 1960 , etc.

Revisemos ahora la calidad y el efecto que tiene en la sociedad el modelo neoliberal en Chile, para lo cual recurramos ,en primera estimación, a fuentes de información similares a los empleados en la evaluación de Finlandia y Cuba, a saber, las pruebas PISA , TIMMS y LLECE. Salvo en la LLECE donde los resultados de Chile están sólo ligeramente por debajo de la media de los demás países latinoamericanos , y muy por debajo de los resultados de Cuba , en las otras dos pruebas(PISA Y TIMMS)

Chile se ha ubica sistemáticamente entre los países con los peores resultados (OCDE e invitados).

La repercusión de estos pobres resultados se proyecta en la sociedad chilena principalmente en tres aspectos: un analfabetismo funcional de un 80% de la población y de más de 30% entre los estudiantes universitarios, una profunda segregación social y una pobrísima calidad y capacidad creativa. Vistas sucintamente las razones de las calificaciones asignadas a Finlandia, Cuba y Chile, y las repercusiones de las bondades o defectos de estas en las sociedades respectivas , veamos finalmente las claves de los proceso educativos de Finlandia y Cuba , en contraste con las correspondientes del modelo chileno actual, incluyendo las limitaciones del proyecto Lavín.

El proceso educativo de Finlandia es un sistema público, gratuito, que se financia con un aporte del estado de un 5,7% del PIB(en la fecha de las pruebas internacionales citadas ) y donde el niño y el joven son el centro de todo el proceso educativo. La base de su éxito reside, por una parte, en la calidad de directores y profesores y ,por otra, en su equilibrio curricular. Los profesores, expertos en las materias de su competencia (a nivel de Magister o doctorado) deben necesariamente tener características vocacionales y personales (equilibrio emocional, aptitud para enfrentar crisis ,gran ascendiente entre los estudiante, etc.) que les permitan crear en la escuela lo que los finlandeses llaman “ un ambiente agradable y libre de tensiones “, con tiempo disponible ,que incite al aprendizaje en forma más eficaz que con una alta densidad de controles y horarios recargados .

Los programas tienen un gran equilibrio entre el lenguaje y las disciplinas humanísticas, por una parte, y las matemáticas y ciencias, por la otra, con énfasis especial en el dominio y la lectura de sus lenguas maternas (finés y sueco) y en el trabajo con las matemáticas, sin que esto impida que el promedio de los alumnos termine manejando 3 a 4 idiomas , o que la música tenga su espacio.

La formación y selección de los profesores para este tipo de educación comienza con la selección para ocupar los cupos que la universidad ofrece. Aquí se considera tanto las materias cursadas como las características vocacionales y psicológicas de los concursantes . El examen es bastante riguroso pues, siendo considerada la educación como un sector estratégico, se busca captar entre los postulantes a aquellos que se encuentren entre el el 30 % más inteligente.

Los estudios (a nivel de Magister)duran entre 4 y 5 años y en ellos los candidatos se integran a la investigación, desarrollando incluso proyectos propios , siendo esto básico en su formación, pues se busca crear en el colegio, con proyectos simples de investigación o creación ,un espíritu creativo ,crítico y reflexivo. Lo anterior no obsta para que el profesor esté preparado para enseñar con solidez todas las asignaturas del plan de estudios (lenguaje ,matemáticas, ciencias naturales , etc.)

Las condiciones arriba descritas no serían posibles, al menos para un alto porcentaje de los casos, sin un altísimo reconocimiento social y material del profesor, equivalente al de los médicos o ingenieros .

Para Cuba, al igual que para Finlandia, la educación constituye un sector estratégico de su desarrollo, y la estructura de su sistema educacional a, partir de 1960 , fue determinada por las condiciones en que se encontraba el país en el momento en que la revolución cubana llegó al poder. Nos referimos a un país con un pobre desarrollo económico, un analfabetismo casi total(sobre todo en el campo)y un sistema sanitario que contribuía más a la muerte que a la salud de la población La carencia abismante de profesionales y expertos en las diferentes materias que el nuevo gobierno debía abordar, se enfrentó aplicando una política educacional masiva, capaz de formar con gran rapidez los cuadros profesionales y científicos . Así el Estado asumió el control ,financiamiento y desarrollo de una política educacional igualitaria que se orientó a captar para el país todas las potencialidades intelectuales artísticas y humanas de los jóvenes cubanos .

¿Cómo se resolvieron a lo largo de casi 60 años los problemas básicos del proceso educativo?.

La orientación de la educación en las escuelas y los contenidos de los programas de estudio fueron fijados y controlados por el Estado, con la colaboración de los profesor y académicos que se trasladaron a Cuba para la formación de las primeras generaciones de profesionales, profesores e investigadores ( ya fuera como colaboración oficial de alguno países o como colaboración voluntaria de profesores e investigadores venidos de todo el mundo ).

En el área dela salud, para ilustrar el proceso con un ejemplo, con la ayuda de estas verdaderas brigadas internacionales se crearon las escuelas de Medicina ,Obstetricia y Enfermería, y se instalaron los primeros equipos de investigación biológica y médica que formaron los primeros profesores investigadores y profesionales cubanos en esta área, lo que se tradujo en la solución de los problemas sanitarios en 10 años y que en 20 años el control total de esta área( docencia , investigación y atención de la población) estuviera en manos de los cubanos.

Es interesante observar que, al igual que en Finlandia, la calidad fue la primera preocupación en el desarrollo del modelo cubano.

En el proceso pedagógico en básica y media, con la calidad de los nuevos profesores asegurada , el centro de la política fue agregar equidad a la calidad adquirida , unificando la calidad de la enseñanza en la ciudad y en el campo mediante iniciativas como instalar muchas escuelas en sectores rurales ,en trasladar estudiantes de la ciudad al campo ,y, en un primer tiempo, integrar durante el verano , a estudiantes de la ciudad a las cosechas

La otra característica relevante ha sido el cuidado por el rendimiento de los estudiantes. A partir de la calidad de los profesores se ha reducido a 25 y a 15, el número de estudiantes por sala de clase en básica y media, respectivamente, y manteniendo un sólo profesor por curso para impartir, en forma bastante personalizada, todas las asignaturas hasta el 2º año de secundaria. Según el profesor Carnoy, esto creó condiciones de estudio más favorables para un buen rendimiento, lo que ligado a la ausencia de trabajo infantil y de violencia, y a la calidad de los profesores (seleccionados entre los postulantes más inteligentes en cada promoción), explican la diferencia con los demás países latinoamericanos ,a pesar de los enormes problemas económicos que sufre Cuba desde 1990, por el embargo internacional y el cambio en las condiciones de venta de la caña de azúcar.

Finalmente, es bueno hacer notar que, aún con recursos inferiores y modelos políticos diferentes , en el proceso cubano se encuentran permanentemente las mismas ideas del modelo finlandés: control y financiamiento por parte del Estado, enseñanza gratuita , sistema muy estructurado ,el niño y sus raíces culturales como centro del proceso educativo y la calidad como objetivo irrenunciable.

En el caso de Chile, ¿Qué magnitud tiene el desastre en la educación? ¿Cómo revertir la situación?

A diferencia de Finlandia y Cuba, el sistema chileno no se concibe como factor estratégico del desarrollo del país, sino que nació y continúa desarrollándose como un sistema ideológico, neoliberal y privado, estructurado para mantener el poder en manos de una elite ideológica y económica, donde el Estado juega un papel subsidiario, que en verdad casi se limita a entregar un aporte estatal de aproximadamente un 3% del PIB a la enseñanza subvencionada con entre 92 y 95 % de los estudiantes de básica y media) y a las universidades del CRUNCH (sólo 10 a 15 %.de sus presupuestos) y donde es el mercado quien impone las políticas educacionales. Si consideramos que el gasto total en educación es del orden del 7% del PIB , encontramos que el 4% restante es el aporte privado destinado principalmente a los colegios privados no subvencionados y a las universidades privadas o casi totalmente privatizadas(CRUNCH)lo que representa el grado de privatización y segregación que ha alcanzado la educación chilena. Distribuido este 4% según las leyes del mercado, se introduce en el sistema una desregulación que se traduce en que no más del 15% del alumnado(los sectores más ricos) dispone de cerca de un 60% los recursos que se gastan en educación.

Estas cifras, además de evidenciar inequidad ,son también la clave de la mala calidad y/o del grado de rentabilidad del sistema. Que un país como Chile, que se encuentra entre los que(porcentualmente) más invierte en educación en el mundo(7% del PIB contra 5,7% del PIB Finlandia), obtenga malos resultados en todas las pruebas internacionales en que participa, es clara señal de mala calidad de todo el sistema, y de administración de estos recursos en beneficio de los dueños de los establecimientos privados de educación, lo que pone en evidencia que el revertir la situación comienza por cambiar de modelo . Desde el punto de vista de los resultados medidos, el 25% de los estudiantes de la educación municipalizada y el 40% de los de estudiantes de enseñanza superior (pertenecientes a los quintiles más bajos) abandonan los estudios , a lo menos un 16% de quienes egresan y pertenecen a los mismos sectores socio económicos engrosan la cesantía y menos de un 50% de quienes egresan de la educación municipalizada logran ingresar a la enseñanza superior .En contraposición a ello, sobre el 60% de quienes egresan de enseñanza media y pertenecen al quintil de mayores ingresos ingresan y egresan exitosamente de la enseñanza superior.

¿Con qué criterios y políticas se enfrentan los problemas esenciales del proceso educativo? ¿Cómo se realiza la selección y formación de los profesores y los contenidos de los programas?

No existe un criterio o política central, como no sea el alcanzar ,en la educación privada, las máximas ganancias . Fuera de esto, cada municipalidad, sostenedor o director de una escuela privada no subvencionada aplica el criterio que quiera . Los profesores, por su parte, son formados en la universidad, sin selección especial de ingreso, teniendo como único requisito poder pagar los estudios y haber obtenido el puntaje mínimo en la P.S.U. ( 450 sobre 850 puntos) y donde no más de un 4% alcanza un puntaje de 600 puntos. Los contenidos de los programas de básica y media son variables y oscilan entre un mínimo(la gran mayoría de las escuelas y Liceos municipalizados) y un máximo (que es el de la mayoría de los colegios privados) ( D.L. 4002) .

No más de un 7% de los profesores tiene un nivel de Magister, un 40% es incapaz de obtener conclusiones de un texto simple( C.S.E), un 25% confiesa no comprender los contenidos de las pruebas de Matemáticas a que son sometidos sus alumnos en las pruebas internacionales, y un 60% de los futuros docentes ,en las mismas pruebas mencionadas , no llegan al nivel mínimo Por otra parte, la consideración social y material de los profesores está lejos de ser la delos países antes mencionados.

En la educación superior las reformas de 1981, seguidas por la LOCE y la LGE, todas con la misma orientación ideológica, han empujado a las universidades del CRUNCH a lo largo de 30 años hacia la privatización casi total , destruyendo el carácter nacional de las universidades estatales La calidad de las universidades existentes en 1973, es otra de las bajas de estos 30 años de tropezar con la misma piedra .La investigación y la creación han dejado de ser funciones inherentes a la universidad, pasando a ser algo optativo, y hoy en día de 60, solo 11 universidades del CRUNCH y una de las nuevas privadas acreditan por la investigación que realizan.

J.Lavín ha anunciado medidas para combatir la inequidad y mejorar la calidad. Incapaz de plantear el problema en toda su magnitud (el modelo neoliberal se lo impide) sólo propone reformas parciales y pequeñas medidas que no son sino golpes de efecto:

Los 25 “colegios bicentenario”, que no cubren más del 1,5% del alumnado total y el 2,5 % del de la educación municipalizada, y las becas para incentivar el ingreso a las pedagogías a estudiantes con sobre 600 puntos en la PSU. El monto de las becas se incrementa hasta los 720 puntos y va desde aranceles completos por 5 años hasta arancel, más mensualidad y más un semestre en el extranjero, según puntaje en la PSU. De acuerdo a los estudiantes que ingresan normalmente a pedagogía (15.000) anualmente, 600 lo hacen con 600 puntos y 15 con 700( no más de un 4% del ingreso total). Nada se dice de un verdadero incentivo, como lo serían las mejores perspectivas materiales y sociales de que podrían gozar estos nuevos profesores, ni de ninguna otra medida que atraiga a las mejores inteligencias hacia la pedagogía

Si bien ambas medidas ayudan , la ayuda es a pasito lento y, en resumen, aprendiendo de la experiencia de Finlandia y Cuba , debiéramos comenzar por una modificación drástica del modelo, devolviendo al Estado la potestad para reestructurar el sistema y darle al Profesor una formación con la calidad que la importancia de su función requiere.

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EDITORIAL JULIO 2010

En alrededor de 40 días más enfrentaremos otro de tantos dilemas que nos concierne de manera especial a las Universidades y a la Educación Terciaria, a saber, una Reforma a la Educación Superior. Aunque la vida universitaria demanda a gritos cambios en su forma de funcionamiento, gobierno y financiamiento que apunten a elevar la democratización de estas casas de estudio, esta reforma no guarda ninguna relación con esto, muy por el contrario, se trata de seguir los lineamientos dictados por la OCDE y el Banco Mundial en cuanto a sintonizar el quehacer universitario con el modelo económico vigente, vale decir, la Economía Neoliberal. Es así como, hace pocas semanas atrás, el jefe de la Educación Superior del MINEDUC, Juan José Ugarte, anunció la creación de dos entidades. Una que agrupe a las 177 instituciones que imparten educación terciaria, y otra que reúna las 60 universidades existentes en el país, 25 tradicionales y 35 privadas. Por supuesto que este proyecto no fue comunicado a las instituciones afectadas, y mucho menos discutido con la participación de éstas. Las reacciones no se hicieron esperar, y es así como el presidente Sebastián Piñera, al acudir a la entrega de la medalla Patrono de la Universidad de Chile, recibió la reprobación de parte de los estudiantes y del mismo rector, quién calificó de “poco sensatas y poco prudentes las medidas anunciadas por el Ministerio de Educación”. A su vez, en su discurso, el rector Víctor Pérez rechazó de manera categórica la intención de homologar las universidades tradicionales con las privadas, indicando que las medidas bien podrían terminar por “profundizar la privatización y mercantilización del sistema universitario”.

Otra de las medidas de carácter manifiestamente neoliberal es la creación de un sistema único de créditos y becas, que estaría destinado a favorecer la demanda, es decir, los estudiantes recibirían el aporte económico para luego decidir en qué institución estudiar. Con esto, el Estado se desentendería de la regulación de la educación y de su financiamiento, dejando a las universidades la responsabilidad de adecuar su funcionamiento con el propósito de captar estos recursos económicos de manos de los potenciales estudiantes. Como consecuencia natural, el mercado estaría determinando el quehacer universitario, llegando a ser cada vez más funcional al modelo económico neoliberal.

En todo caso, el Presidente Piñera desmintió que la eventual reforma universitaria tuviera la intención de disminuir los recursos para las universidades públicas. El punto es que cada vez se hacen menos creíbles las promesas del presidente. Se han cumplido 100 días del gobierno de la derecha y las promesas de menor cesantía y de mayor crecimiento no sólo no se han cumplido sino que van en la trayectoria opuesta. A la cesantía estructural del sistema neoliberal es necesario agregar la cesantía política causada por los despidos masivos en el aparato del Estado, perpetrada por los ministros-empresarios del gobierno. Contra su promesa de campaña, entre otras, Piñera ha avalado el despido de miles de trabajadores del Estado, siendo más fuerte que el cumplimiento de su palabra, el dogma neoliberal de empequeñecer el Estado hasta su mínima expresión. Por otra parte, el último informe del Banco Central ha corregido a la baja la estimación de crecimiento de la economía chilena para este año 2010. Es necesario recordar que tanto el cumplimiento del programa de Piñera como el financiamiento de la reconstrucción se financiarían con cargo a sólidos crecimientos del PIB, por ello podemos esperar que muchas otras promesas no se cumplan y suframos durante cuatro años de este estilo de gobernar que, en estos poco más de 100 días de gobierno, hemos ido conociendo.

Por otra parte, Piñera ha desplegado un gran número de acciones conducentes a definirse como un político de centro. Para ello no escatima medios, juega a usar el lenguaje de la Concertación y retoma sus banderas, lo que incluso le trae conflictos con la UDI, el sector más duro de la alianza. Exhibe un populismo como el de Lavín, yéndose a dormir con los damnificados por el terremoto y las lluvias, y viendo partidos de fútbol públicamente en diversas ciudades del país. No obstante, hay una frontera que no pasa, la que va del dicho al hecho. Cuando las medidas propuestas llegan a la fase de su concreción, se diluyen en el tiempo y los montos, como está ocurriendo con los jubilados y la eliminación de la parte de sus sueldos que va a FONASA. Los prometidos seis meses de postnatal, que después de tantos anuncios contradictorios está quedando poco menos que en nada o casi peor que antes. Como ya hemos señalado, también los despidos inconsiderados de los empleados públicos, negados al principio por la propia presidencia, que ahora se han desatado. A esto se agrega un desorbitado afán por la privatización que en estos momentos amenaza a la salud.

Desde un comienzo Sebastián Piñera ha tratado de cortar el cordón umbilical que lo une a la dictadura. Comenzó declarando que había votado por el NO en el Plebiscito, y ha continuado haciendo gestos como los mencionados. La designación del ministerio mostró claramente este afán por demarcarse de la línea política dura de la UDI, aún plenamente pinochetista. Luego, vino la alocución sorpresiva del embajador de Argentina y el de su hermano José Piñera, mostrando que este cordón umbilical sigue intacto, y que el monstruo no ha muerto. Tan sólo dormita con un ojo semiabierto dispuesto a saltar en el momento menos pensado.

Esta mirada hacia el centro, más que a un coqueteo, obedece a una necesidad y a un peligro. Piñera quebró la fórmula consagrada que les permitía a los poderes fácticos, en especial a los empresariales, mantenerse al margen de los vaivenes políticos, eludiendo la contingencia, sacando las castañas con la mano de la Concertación. Ahora se han hecho cargo de todo, abarcando la totalidad de las esferas del poder. Pero, políticamente, quedaron más expuestos. El triunfo electoral fue apenas el desplazamiento de un puñado de electores. Las encuestas demuestran que no ha ido más allá la adhesión a este gobierno y que la desaprobación hacia éste aumenta. El temor que los urge y apura es que sólo son cuatro años, y que estos cuatro años pasen con mucha pena para el pueblo de Chile y sin gloria para el gobierno. Y entonces, como dijo Longueira, las pretensiones políticas de la derecha se amaguen por largo tiempo.

El capitalismo: Wall Street tiene hambre de nuevo…

Ricardo López



“Camino de servidumbre”, así se llamó el libro que se convertiría en el “manifiesto neoliberal” de nuestros días, y que fuera escrito por Friedich A. Hayek.

La primera impresión fue hacia fines de la segunda guerra mundial (1944), siendo él profesor de la London School of Economics, y vienés de nacimiento.

Libro de culto en la Escuela de Chicago, sus grandes seguidores serían Milton Friedman, Arnold Haberger, Guy Sorman, Gary Becker y nuestro conocido Cristian (sic) Larroulet, flamante ministro Secretario General del Gobierno de Piñera.

Digo lo anterior, porque de los “Chicago boys” más prominentes, sólo un latinoamericano, Larroulet, ha sido nominado con el premio a la “Trayectoria Profesional” de dicha Escuela de Chicago.

Frank Knight, uno de los fundadores de la Escuela de Chicago, creía que los profesores debían inculcar en sus alumnos la creencia de que la teoría económica es una característica sagrada del sistema, no una hipótesis sometida a debate.

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la historia de los “Chicago boys” no se reduce al sufrimiento que provocaron en Chile durante la década de los 70s.

Chile, a partir de 1973, sólo fue el primer laboratorio resguardado por un dictador que les permitió poner en práctica sus “sagradas” ideas sobre la economía.

El “manto sagrado” de la doctrina de Chicago se dejaría caer sobre Argentina (1976), Gran Bretaña (1982), Bolivia (1985), China (1987), Polonia (1989), Rusia (1990), Sudáfrica (1994), Irak (2001).

La receta sería la misma en todas partes: privatización (con corrupción incluída), liberalización de mercados y desregulación absoluta. Todo ello condimentado con una buena dosis de “manu militari”.

Los resultados fueron los mismos: cientos de miles de asesinados, torturados, desaparecidos, cesantes, gente en bancarrota, muertos de hambre y condenados a vivir bajo la línea de pobreza en las más indignas condiciones.

La liberación de precios de los alimentos más básicos, la “flexibilidad laboral”, el tratamiento de shock, la destrucción de las instituciones democráticas (parlamentos y sindicatos incluidos) fue y sigue siendo la tónica de los muchachos de Chicago.

Cuando la última crisis prendió en EE.UU., debido a la inagotable ambición de los especuladores, que llegaron a asumir condiciones de riesgo insoportables con sus “bonos basura” y provocaron la hecatombe financiera más grande de los últimos 80 años, la Escuela de Chicago brillaba por su ausencia, no era el momento de shocks, la crisis estaba en Norteamérica y sus recetas no funcionaban allí, no era posible un dictador y los tanques en las calles, de modo que la solución era keynesiana, había que reflotar el empleo y la demanda de los ciudadanos. Al traste con Hayek y los Friedmanistas.

Pero cuando todos pensaban en una crisis del tipo V, es decir caída y salida rápida, se produce la nueva crisis capitalista, esta vez en Europa, entonces, ahora sí es viable una salida del tipo Chicago. Que los países caigan, que el Euro caiga, nada de gasto fiscal, los que sean eficientes se salvarán solos.

Ahora sí vuelven a sacar la voz los adoradores del mercado libre, esta es una crisis que se merece un tratamiento de shock.

Esta vez sí es posible concebir una ofensiva del capital multinacional para reconquistar las fronteras coloniales que tanto admiraba Adam Smith.

Las ideas de Hayek, Friedman, Arberger, Larroulet y el inefable José Piñera, no podrían haber sido implementadas sin algunas instituciones que es bueno recordar siempre: El Consenso de Washington, El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los EE.UU.

La tesis principal, resurgida en la Escuela de Chicago, es que los mercados operan mejor por sí solos, cualquier intervención hará que la perfección sagrada de la mano invisible, preconizada por Adam Smith, se pierda.

Una segunda derivada de esta hipótesis “sagrada” es que los mercados volverán a su situación de equilibrio de manera más rápida cuanto mayor sea la magnitud de la crisis. Es decir, cuanto menos apoyemos a gobiernos y personas a salir del desempleo, de la pobreza y la miseria. Esta segunda derivada, proclamada por Friedman, por primera vez con la economía chilena, es lo que el FMI, el BM. y el Departamento del Tesoro norteamericano hicieron con la llamada crisis asiática.

Lo que ocurrió con los llamados “tigres asiáticos” (Tailandia, Corea del Sur, Indonesia, Malasia y Filipinas) fue el mayor robo de empresas del que se tenga conocimiento en tiempos de paz. La crisis provocada por el FMI, el BM y el gobierno norteamericano permitió que las mayores transnacionales occidentales se hicieran del capital de esas economías a precio vil, el precio lo pagaron los millones de cesantes, los cientos de miles de niños y niñas prostituidos y los cientos de miles de perseguidos y asesinados por los gobiernos obsecuentes a los dictados de la receta de shock de los “Chicago boys”.

Pero Wall Street tiene hambre de nuevo. Existe la posibilidad de enormes tasas de ganancias en la privatización de servicios públicos, empresas productoras públicas, transacciones con comisiones millonarias en las economías de Grecia, Portugal, Italia, España, Rumania, entre otras del sector europeo, por tanto, los mismos de siempre, el FMI, el BM y el Departamento del Tesoro norteamericano, vuelven por sus fueros. Vuelven a reflotar el liberalismo económico extremo: a privatizar, a desregular, a reducir el gasto fiscal, y, como siempre, porque es necesario, vuelven a reprimir.

Veremos una ofensiva neoliberal gigantesca en relación con la necesidad imperiosa de terminar con los “estados de bienestar”, de reducir al máximo el tamaño del estado, de permitir que la “mano invisible” vuelva a reinar en gloria y majestad, sin ataduras de ningún tipo.

¿Cómo andamos por Chile?

El terremoto y maremoto de febrero han creado una situación de “shock”, los más afectados necesitan lo básico: vivienda, abrigo y alimentos. Cuidémonos de los neoliberales.

Su solución pasa por la privatización de lo poco que queda en manos del Estado. Ya surgen recetas neoliberales que señalan que será necesario vender la participación del Estado en los servicios públicos, en Codelco, en Enap, en la salud y, ¿Por qué no? en la educación, tal cual lo hizo Bush en el estado de Luisiana después de Katrina.

Ni en América Latina, ni en Asia, ni en Europa y ni siquiera en EE.UU. las recetas de la Escuela de Chicago han funcionado para los trabajadores, el pueblo y la sociedad, ellas sólo han funcionado para especuladores, transnacionales y los objetivos hegemónicos del imperialismo.
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Fuente bibliográfica: La doctrina del shock, El auge del capitalismo del desastre. Naomi Klein, Ed. Paidos.

LA TRIESTAMENTALIDAD

Osvaldo Fernández D.


Antecedentes históricos de las reformas universitarias.

Lo que sucedió el año 2007 en la Universidad de Valparaíso no fue un hecho aislado. Las anomalías que existieron durante el período del rector Riquelme se debieron tanto a circunstancias específicas como a una situación general. La pésima gestión del rector Riquelme, no era un hecho aislado, también ocurría con otros rectores en otras universidades. En este sentido, era más bien el síntoma de una crisis general del sistema de la educación superior en Chile. Detrás de los acontecimientos concretos que concernieron específicamente a la Universidad de Valparaíso, estaba el peso de las transformaciones que la dictadura había impuesto y dejado instaladas en las universidades chilenas, en su afán por privatizar el sistema educacional, dejarlo a merced del libre juego del mercado y de suprimir su carácter de función pública. Estas políticas siguieron funcionando durante el gobierno de la concertación, llegando por estos años a la evidencia de que el mercado no es capaz de regular un sistema de educación eficaz para nuestro país.



Por eso, porque la crisis que vivía la Universidad de Valparaíso respondía más bien a esta situación general, como hemos dicho, la remoción del Rector era tan sólo el primer paso de un proceso de transformaciones que debía venir.

Luego de la crisis que se vivió el 2007 y su solución que se logró gracias la intervención de toda la comunidad universitaria, en la cual los estudiantes tuvieron un destacado papel, aunque quizás sería mejor decir un papel motor, el proceso de rectificación que se fue afinando debía abarcar dos aspectos centrales:

a) Primero, la necesidad de un saneamiento financiero, administrativo, y judicial, que era imprescindible por las anomalías que se habían producido durante el período del rector Riquelme.

b) Y, segundo, un proceso de democratización, tanto o más necesario que el otro, por cuanto debía restablecerse la confianza y las garantías de que hechos semejantes no debían volverse a producir. Si las anomalías a que nos referimos tuvieron su origen en una forma de funcionamiento que privilegiaba la acción arbitraria de la autoridad unipersonal por sobre las colegiadas, a una falta de transparencia en la gestión universitaria que favorecía la impunidad, a una escasa o casi nula participación de la comunidad universitaria en la gestión política de la universidad, todo eso venía avalado por el sistema educacional vigente. Era la legalidad impuesta por la LOCE, la que había instalado e imponía un eje del poder que venía de arriba hacia abajo y con la casi anulación de los cuerpos colegiados, remitidos a una mera función consultiva.

.El proceso de democratización de la universidad fue un aporte que vino del poder constituyente que emergió durante aquellos acontecimientos. Me refiero al momento cuando los alumnos iniciaron un movimiento que después logró incorporar a los otros estamentos de la universidad. Se tuvo entonces la inteligencia de comprender que no todo terminaba con la remoción del Rector; que venía ahora un proceso de normalización que introdujera nuevas prácticas, diferentes de las existentes en ese momento, todo lo cual deberá en un futuro próximo ser refrendado por nuevos Estatutos orgánicos.

Por eso hoy estamos en un delicado período de transición entre una situación de hecho, que en muchos aspectos contradice la actualidad vigente que, en estos mismos aspectos, consideramos obsoleta. La triestamentalidad se ha instalado como modo de funcionamiento de la gestión universitaria. Así funciona el Consejo Académico; así funcionan ya algunos Consejos de Facultad, como el nuestro: así se hicieron las elecciones de directores de institutos; así debieran ser las futuras elecciones de decanos. Pero, como hemos dicho, todo eso es aun transitorio. Una situación de facto, que difícilmente puede ser sancionada legalmente. Ese importantísimo acto constitucional será la discusión, elaboración y votación de nuestros nuevos estatutos.


¿Cómo entender esta práctica de la democracia universitaria que llamamos triestamentalidad?


El principal aporte del movimiento que hubo en el año 2007 fue instalar en la Universidad de Valparaíso el principio de la triestamentalidad, como la modalidad de participación en la gestión colegiada y en la elección de las autoridades unipersonales: rector, decanos, directores de institutos. En este sentido, la triestamentalidad supone la participación conjunta de académicos, de estudiantes y de funcionarios no académicos, en la gestión de los cuerpos colegiados existentes, así como en la elección de sus autoridades.

La triestamentalidad debe ser entendida, en primer lugar, como la participación de una comunidad compuesta de tres partes distintas, y de disímiles intereses, en el ejercicio democrático de la gestión y desarrollo de la institución universitaria. En estos momentos, y por razones que tienen que ver con la pesada herencia de la dictadura, mantenida durante los gobiernos de la concertación, la participación viene de un punto cercano al cero, en que la democracia había quedado reducida a una mínima expresión cuando las universidades chilenas quedaron intervenidas y cauteladas por la dictadura. El sistema expresado por la LOCE no garantizaba la democracia, pues favorecía las decisiones unipersonales de las autoridades, y excluía los cuerpos colegiados de cualquier gestión de poder.

En lo relativo a la necesidad de democratizar la gestión, una práctica triestamental garantiza la participación de la comunidad. La garantiza en tanto los cuerpos colegiados son triestamentales y tienen capacidad de incidir en las decisiones más importantes relacionadas con el gobierno universitario, pero también igual efecto tiene la participación de toda la comunidad en la elección de las autoridades unipersonales, pues de esta manera ellas serían expresión de la voluntad soberana de toda una comunidad.

Pero esta apreciación general, casi de principio, supone la necesidad de que el voto sea ponderado, por algo que pertenece a la naturaleza misma de esta comunidad que reúne tres estamentos distintos, de distinta permanencia en la universidad, y de intereses también distintos. En efecto, dos estamentos son permanentes y uno es transitorio, en lo que se refiere a lo que es elaborar y aplicar medidas. El profesor está en la Universidad porque este es su desempeño principal como académico y permanecerá en ella, si le es posible, hasta su jubilación, y entre sus funciones está la docencia, la investigación, la gestión y la vinculación con el medio. El alumno, en cambio, viene a la universidad para formarse profesional y socialmente, allí adquiere una pluralidad de valores, pero una vez terminado el período de esta formación, se va. Su desempeño profesional lo hará fuera de la universidad. Por lo tanto la aplicación de las políticas quedará en los dos estamentos restantes, y principalmente en el de los profesores, sobre quienes recaerá el mayor peso de los requerimientos de la gestión universitaria.

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EDITORIAL

Mayo de 2010


Raúl Fierro P.

Bastante agua ha corrido bajo el puente desde la anterior edición de este boletín a la fecha. Cambios importantes ocurridos principalmente en el plano político que, por cierto, influyen en el devenir de la educación en general, y de la educación universitaria en particular. Provocado por un fuerte grado de despolitización de nuestra sociedad y por el acentuado individualismo inherente al sistema económico neoliberal, finalmente la derecha llegó al gobierno. Por cierto, otras causas y errores políticos, principalmente de parte de la Concertación, posibilitaron esta situación. Sin duda, el triunfo de la derecha política es de notable importancia, sin perjuicio que este hecho constituye un serio retroceso de parte de las perspectivas democratizadoras impulsadas por las organizaciones sociales y partidos de izquierda. Como lo señalara Jorge Arrate en reiteradas oportunidades, “Piñera representa el punto más alto de fusión entre dinero y política. Hoy la derecha suma al poder económico, comunicacional y gubernamental, buena parte del Congreso y de los municipios, poderosas universidades, colegios y escuelas, instituciones de salud y seguridad social privadas, o sea, una concentración de facultades desconocida en Chile, salvo durante los diecisiete años de dictadura pinochetista.

En contraste con el triunfo de la derecha, por primera vez desde el término de la dictadura, llegan al Congreso tres diputados comunistas. Este hecho, aunque insuficiente para las grandes transformaciones que requiere nuestra sociedad, es un triunfo significativo de aquellas fuerzas que constantemente han estado luchando por una nueva constitución política en general y un cambio al sistema binominal, en particular. Al respecto, debemos señalar que la candidatura de Arrate puso sobre la discusión política el reemplaza de la actual Constitución mediante la creación de una Asamblea Constituyente, para permitir la expresión de la soberanía popular. Esta proposición llevó a los otros candidatos presidenciales, diferentes a Piñera, por cierto, a formular también la necesidad de cambiar la Constitución. Difícilmente, sin al candidatura de izquierda, algún otro candidato hubiera planteado esta necesidad. Otros planteamientos de parte de los candidatos presidenciales del centro político, como los derechos históricos de los pueblos originarios, la justicia plena en materia de derechos humanos y la recuperación del cobre para todos los chilenos, no habrían sido posibles sin la existencia de esta candidatura de izquierda. Por otra parte, y en relación a nuestra competencia, la candidatura de Arrate puso en el centro la necesidad de un trato digno para las universidades públicas y de avanzar hacia un sistema nacional de educación pública que signifique atacar de manera frontal las grandes desigualdades de nuestra sociedad. Aunque la izquierda, agrupada en el conglomerado Juntos Podemos Más, aspiraba a una mayor adhesión electoral, su candidatura presidencial obtuvo el 6.21% de la votación popular, alcanzando el más alto porcentaje obtenido por una candidatura presidencial de izquierda desde 1970.

No es posible esperar de parte de la Concertación una oposición franca al gobierno de Piñera. Algunos de sus integrantes han anunciado que una oposición frontal al gobierno traería como consecuencia el castigo de la ciudadanía. “Si hacemos una oposición dura e implacable, el país nos castigará.” (“El Mercurio” 7/2/2010). Por otra parte, otros han optado por integrarse al gobierno de Piñera. De modo que la tarea de producir un cambio de gobierno, en cuatro años más, descansa principalmente en las organizaciones sociales ligadas al trabajo, a la educación y a los partidos de izquierda

Otro fenómeno que, junto con producir un duro golpe a un gran número de personas, influyó en la situación política actual, fue el terremoto ocurrido recientemente en la zona centro- sur del país. Desde aquí también se ha pretendido obtener ganancias políticas, toda vez que ya se ha anunciado que muchas de las promesas de la campaña, por supuesto las que ya parecían demagógicas, tendrían que ser postergadas por la necesidad de reconstruir el país. Parece una paradoja que la reconstrucción deba postergar las necesidades inmediatas de la gente. Por otra parte, el pretendido gobierno de “unidad nacional” encuentra su mejor escenario ante la catástrofe ocurrida. De hecho, la Concertación ha disminuido la oposición existente a este tipo de gobierno hasta antes del sismo. Se agrega al eufemismo de “unidad nacional” el de la “oposición constructiva”. La verdad de todo esto es el aprovechamiento del alto grado de despolitización del país, para profundizar el modelo económico neoliberal, reafirmando el lucro como motor de todos los ámbitos de la existencia, disminuyendo el sentido de lo estatal y lo público, e intensificando los instrumentos de represión del estado. Los eufemismos mencionados son también caldo de cultivo para la precarización del empleo y la inestabilidad laboral. En concreto, estos eufemismos serán la base para establecer una complicidad que permite profundizar aún con más fuerza el modelo económico neoliberal. La nominación del gabinete presidencial es una muestra clara de las intenciones que en esta editorial se describen.

Finalmente, destaquemos que no es bueno llorar sobre la leche derramada, el gobierno hará lo que es propio de un gobierno de derecha, incentivará el lucro, junto a sus pocos aliados en la región, se opondrá a los principales gobiernos de justicia social existentes en América Latina, pero también no es difícil prever que las fuerzas vivas de nuestra sociedad darán una fuerte lucha por sus derechos, ya bastante conculcados desde el comienzo del neoliberalismo en nuestro país y el mundo.

INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA

Su incidencia histórica en la calidad del sistema universitario


Gustavo Quintana

Hace casi 100 años Ortega y Gasset al definir las misiones de la universidad, junto con resaltar la” misión irrenunciable de ella en la formación de buenos profesionales y hombres cultos”, agrega con insistencia que la universidad es esto ,pero no sólo esto, sino que es, además, creación de nuevo conocimiento, sin lo cual la universidad se anquilosa y muere.


Al plantear la creación de nuevo conocimiento y la investigación como funciones sin las cuales la universidad decae y muere, lo que Ortega y Gasset hace implícita y explícitamente es definir esta función como el alma y la dignidad de la universidad


La concepción del profesional como un hombre culto implica, además, que no lo visualiza como un tecnócrata formado sólo para aplicar determinados conocimientos, casi en forma rutinaria, sino como un hombre con un conocimiento mucho más amplio sobre la naturaleza y la sociedad, lo que le permite tener una visión crítica sobre ella y ser creativo en el ejercicio de su profesión


Con diferentes matices esta concepción de la universidad continua siendo válida hasta el día de hoy y podemos encontrarla presente en diferentes momentos de la historia universitaria chilena .

Al plantearse la relación entre docencia e investigación en la formación de pregrado de profesionales universitarios, el profesor, investigador y notable fisiólogo Alejandro Lipschutz expresa que “la enseñanza universitaria profesional (pregrado) no consiste en dictar tan solo las clases para exponer las conclusiones a la cual ha llegado la ciencia en el campo respectivo y en enseñar como se aplican estas conclusiones para poder curar enfermos, construir puentes, cancelar pleitos y enseñar a los niños. . La enseñanza universitaria es hoy en día mucho más compleja. No se trata de exponer doctrinas, sino que se trata de hacer vivir a los jóvenes, en la universidad, la vida de la ciencia misma” (La organización de la universidad y la investigación científica-Eds. Nascimiento, Chile, 1943)

A comienzos de este milenio Pilar Armanet, responsable de la C.S.E., responde a la pregunta de si no encuentra que 60 universidades son demasiadas (revista QUE PASA, Diciembre 2002)de la siguiente manera: ”La pregunta que yo me haría no es si se justifica que haya 60 universidades, porque la verdad es que no son todas universidades “ Una universidad, como tal, tiene que hacer investigación “ y “las universidades que son docentes obedecen a otros criterios”.
Los momentos de mayor desarrollo del sistema universitario, donde alcanza su máxima calidad (1973)y los del comienzo de su declinación (1981 y los D.F.L.de ese año ) están ligados al impulso dado al desarrollo de la investigación o al freno brutal de esta función que caracteriza los últimos 28 años.


Así, entre los años 1960 y 1973, los planteamientos esbozados anteriormente continuaron desarrollándose, y, a juicio de Conicyt (Proposiciones para el desarrollo científico y tecnológico de Chile (14/06/1995), “ durante los años 60 y comienzos de los años 70 el Estado de Chile realiza un esfuerzo fundacional para desarrollar las capacidades científicas y tecnológicas del país”. Con esto se refiere al proceso, ya insinuado en los años 50 y desarrollado con mucho más fuerza en los años 60 y comienzos de los 70, para rescatar el valor de la investigación en el quehacer universitario chileno, como respuesta ineludible ante el estancamiento creciente de las universidades chilenas, incapaces de comprender el desarrollo acelerado del conocimiento y del pensamiento crítico en el resto del mundo.



La calidad de la producción científica y de la potencialidad alcanzada por los investigadores hasta 1973 puede inferirse, indirectamente, de los indicadores científicos y tecnológicos (1998-1999) de Conicyt . Allí se constata que los resultados de la producción científica chilena en 1981 pueden evaluarse en 4,54 artículos por 100.000 habitantes, la cifra más alta de Latinoamérica., a. pesar de la razzia universitaria de los años 1973 a 1975 (50% de los académicos exonerados) y de la concentración de la investigación en áreas reducidas (81% de las publicaciones aparecen en las áreas de la Biología , las Ciencias Médicas y la Química, desapareciendo del quehacer universitario la mayor parte de la producción en Matemáticas, Física, Historia, Filosofía ,Literatura y Artes (M. Krauskopf --La investigación universitaria en Chile-CPU-1992)). Esta producción corresponde naturalmente a los investigadores surgidos de los procesos anteriores a 1973 y que sobrevivieron a la ola de exoneraciones.

Si el daño producido por la exoneración de académicos, por los DFL de 1981 y por la ley de acreditación de la calidad es enorme, lo es aún más la ausencia de una política coherente para superar este daño, evidencia de la falta de voluntad política para enfrentar seriamente el problema.


La importancia de la investigación en la calidad del sistema universitario se hace patente, por una parte, por la estrecha relación entre la caída de de la calidad de ésta (que ya nadie discute), la disminución del número de investigadores en ejercicio y por la reducción de los recursos destinados a la investigación universitaria.


En la desaparición sostenida de investigadores por exoneraciones, envejecimiento y ausencia de política de recambio y de reimpulso de la investigación hay cinco referencias ilustrativas:
-. Marta Bories, en comunicación personal al Consejo de Rectores informa que en el periodo 1985-1990 Chile forma sólo 19 doctores por año en el país y unos 2 en el extranjero.
En 1993 Francisco Saavedra y otros (“Size and Ageing of the scientific community in Chile”—Scientometrics , 1993) manifiesta con preocupación que la fracción de investigadores mayores de 40 años creció de 34,7% en 1982-1983 a 61,9% en 1991-1992.


Jorge Allende, premio nacional de ciencias plantea en 1991 (“Los post-grados en Chile: limitaciones y perspectivas”) que “una meta razonable en el área de los doctorados sería la formación de aproximadamente 150 doctores por año, para sustituir a aquellos que jubilarían anualmente a partir del año 2000”.


Mario Letelier, en 1992 estima, por su parte, (Los estudios de postgrado y el desarrollo universitario en Chile) que el ritmo de formación de doctores debiera ser de 500 por año para que, en las condiciones de 1992 , se reemplazara por doctores a todos los académicos del sistema universitario que lo abandonarán.


Finalmente, Eric Goles manifiesta en 1999 (Seminario “La universidad piensa a Chile”), que “en cuanto a la importante tarea de formación de investigadores jóvenes, de jóvenes dedicados a la ciencia básica o ciencias de la ingeniería, el año 1997, tuvimos, a nivel de doctorado, alrededor de 50 y, evidentemente, con eso no llegamos a ninguna parte”


La repercusión de este desinterés político por parte del Estado en la investigación universitaria ha llevado incluso a organismos monetarios internacionales (B.M. y OCDE) y a algunos economistas liberales a señalar su inquietud ante la contradicción insuperable que se desarrolla entre los objetivos confesados por el Estado chileno, de salir del subdesarrollo, y las políticas neoliberales aplicadas (con toda su ortodoxia) al sistema de educación.

Es ante este hecho que el B.M. en Enero de 1998 plantea que el sistema chileno es perverso, inequitativo, vulnerable y peligroso; que el número de científicos activos no alcanza al 50% de los necesarios para el desarrollo del país y que el sistema gradúa solo unos 50 doctores por año, cifra por debajo del promedio de los países de A. L. Consecuentemente con esto, sólo el 12,4 % de los académicos posee grado de doctor, cifra muy inferior al promedio de los países más desarrollados.

¿Cómo se llegó a esta deplorable situación? ¿Cuál es el camino para que el sistema universitario alcance un nivel de calidad a la par con el desarrollo que ha alcanzado la cultura, el conocimiento y el pensamiento en el resto del mundo?

Las claves para entender el paso abrupto de un sistema universitario de calidad, en claro desarrollo, a uno en plena decadencia, están en el paso de la estructura del sistema universitario existente hasta 1973, al modelo neoliberal producto de los DFL de 1981,

El anexo 1 de los DFL de 1981 explica las razones por las cuales es indispensable una nueva legislación universitaria. Sintetizando éstas encontramos:


Un cuestionamiento a la misión social de la universidad y de respaldo al desarrollo global del país.
Un cuestionamiento al financiamiento de las universidades públicas y privadas existentes, por parte del Estado, y a la autonomía (autonomía financiera, entre ellas) con que desarrollan su quehacer académico y se integran a su misión social, planteando que esto sólo es fuente de mediocridad académica al desaparecer el incentivo de competir por los recursos. Este cuestionamiento se traduce, a través del DFL Nº 4 de 1981, en la reducción gradual del aporte estatal a las universidades, el que llega hoy en día a un porcentaje bajísimo del presupuesto de las universidades del consejo de rectores.


Finalmente cabe señalar las dos preocupaciones centrales de la nueva legislación, que son: Asegurar la libertad de enseñanza y el derecho de los interesados en crear nuevas universidades, sin ninguna regulación , única manera de incentivar la competencia y de elevar la calidad académica , eliminando todos los espacios democráticos.

El balance de 28 años de aplicación del modelo neoliberal, con pequeños retoques (LOCE, LGE ), analizado a la luz de de los últimos datos entregados por la Comisión Nacional de Acreditación, demuestran que la calidad reside aun en 6 de las 8 universidades existentes en 1973 (U.Chile, U.Católica de Chile ,U. Católica de Valparaíso .U.de Concepción ,U. de Santiago y U. Austral) más la U. de la Frontera, derivada de las universidades estatales de 1973 , las únicas acreditadas en todas sus áreas, y que aparte de ellas sólo otras 5 universidades del consejo de rectores(U. Antofagasta ,U. Tarapacá U. de Valparaíso U. F.Santa María y U. Bío Bío), más la universidad A. Bello, lograron ser acreditadas también por investigación.

Finalmente se hace evidente que el cambio en la calidad del sistema universitario no está en continuar tropezando en la misma piedra (el sistema neoliberal , la educación privada, y el mercado como regulador), sino en devolver a la investigación su papel dinamizador de calidad de los años 60 e inicios de los 70 .


Considerando que la investigación y la creación son una necesidad de la sociedad para asegurar su desarrollo económico y cultural ( ideológico, artístico, científico, tecnológico …..), pero que también lo son de la universidad, para asegurar la calidad de los profesionales universitarios que forma y de los cuadros que serán el relevo de los investigadores de hoy día, es preciso que, junto con aumentar el presupuesto en investigación (que no puede ser inferior a un 3% del P.I.B.), la universidad deba disponer de suficientes recursos que aseguren la cobertura de todas las disciplinas, asegurar la calidad de ella (concursando nacionalmente a una parte importante de los recursos de investigación del país ) y la transmisión del espíritu creativo, asociado a la investigación , al conjunto de los estudiantes, ya sea por el conocimiento de los resultados de los proyectos que se desarrollen o por la participación de ellos en partes de los proyectos mismos. Nada es más contraproducente que, en su interior, el objeto de la investigación y el conocimiento de sus resultados sólo sea un asunto entre el investigador y quien asigna los recursos.


Además de ello, y en el espíritu de toda la descentralización que sea posible y toda la centralización que sea necesaria, es aconsejable que cada universidad maneje y asigne autónomamente alguna cantidad de recursos orientados a la formación de nuevos investigadores, financiando sus primeros proyectos u otorgando algunas becas de postgrado.

Sólo una vez reconsolidada la investigación universitaria debieran crearse estructuras de investigación independientes de las universidades, de acuerdo a las necesidades de desarrollo del país, sean ellas privadas o estatales.

¿Qué hacer con esas casi 40 universidades que en verdad no son universidades?
No debe olvidarse que el sistema de educación superior no sólo esta compuesto por universidades y que los Institutos Profesionales y los C.F.T. son posibilidades de reconversión.

EL SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR EN CHILE


Ricardo López

I.- El actual sistema de educación superior chileno es caro, malo y privado.

Una primera característica del actual sistema de educación superior en Chile es que este es mayoritariamente privado, en efecto, a partir de las reformas de los años ´80 en que sólo existían ocho universidades en nuestro país financiadas con recursos del Estado, en la actualidad contamos con 177 instituciones de educación superior, incluyendo Universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica. De un total de 800.000 matrículas en el año 2009 el 75% de estas son ofrecidas por instituciones privadas.

También el actual sistema de educación superior se encuentra entre los más caros del mundo. En efecto, según la OECD, Chile se encuentra entre las seis naciones más caras en la educación terciaria. El costo promedio de una carrera universitaria es de US$ 3.140 al año según medición corregida por paridad de compra.
Con la misma paridad de compra Chile se equipara en costo a países como Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur. Ciertamente no nos equiparamos a estos países en calidad de la educación impartida.

Australia tiene ocho universidades dentro de las 100 mejores del mundo. Canadá tiene seis y Japón cuatro. El primer plantel chileno en aparecer en este ranking es la Universidad Católica que está en el puesto 239.
Una cifra reveladora de esta situación es la inversión por alumno que realizan estos países: Chile: US$ 7.000, Australia: US$ 15.000 y Japón: US$ 13.000, todo en dólares de similar paridad de compra.

Otra característica es que, también según la OECD, el costo de la educación superior es asumido en su mayor parte por las familias chilenas. Según este estudio el 85% del gasto que realizan la Universidades en sus alumnos se financia con el aporte de los hogares.

Una cuarta- y no menos importante- constatación, es sobre la calidad de la educación superior. Con datos de Índices del Consejo Superior de Educación, el Instituto Libertad y Desarrollo construyó un ranking de calidad para las universidades nacionales. Este ranking genera una clasificación en Universidades de Baja Complejidad (mala calidad), de Complejidad Media (igual al promedio) y de Complejidad Superior (buena calidad).
El dato más relevante de este ranking, elaborado por un instituto que no es precisamente un defensor del sistema público universitario, es que el 81% de las universidades privadas se encuentra en la clasificación de baja complejidad, es decir de mala calidad.

Resumiendo, a partir de los años ´80, nuestro sistema de educación superior se ha privatizado, es uno de los más caros del mundo, lo deben financiar mayoritariamente las familias y es de mala calidad.

II.- En la educación superior el mercado no funciona.

Durante los últimos años las comunidades universitarias que pertenecen al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH) que se compone de universidades estatales y privadas con aporte estatal, han planteado de todas las formas posibles que el Estado debe involucrarse más y entregar mayor financiamiento a estas universidades.
El requerimiento obedece a la necesidad de elevar los estándares de calidad y permitir la matrícula de todo estudiante meritorio que provenga de los sectores más desposeídos.

La situación requiere de actuar con urgencia: el 50% de las universidades estatales se ubica en la clasificación de baja complejidad (mala calidad) así como un tercio de las privadas tradicionales.

¿Qué es lo que realmente ha ocurrido?

A partir del año 1981 las universidades tradicionales, estatales y privadas con aporte estatal debieron asumir la política impuesta por los rectores delegados de lograr autofinanciarse. Al mismo tiempo se permitió la apertura de nuevas universidades privadas que comenzaron a actuar en una lógica mercantilista sin restricciones ni regulaciones de ningún tipo.

Durante todos estos años, a partir de 1981, los negocios privados de educación superior se han enseñoreado en nuestro país, han obtenido pingues ganancias y sólo muestran que la educación superior en Chile no sólo se ha estancado en calidad sino que ha retrocedido dramáticamente.

El negocio de la educación superior fue impuesto de la manera neoliberal más ortodoxa, las únicas regulaciones importantes fueron la hipócrita definición de que las universidades debían ser instituciones sin fines de lucro y la acreditación de calidad.

Ni una ni la otra funcionan: todos sabemos que el reputado ingenio empresarial pronto encontró la forma de burlar el tema del lucro vía empresas inmobiliarias y la acreditación, que comenzó como responsabilidad del Estado (MINEDUC-CNAP), hoy es una nueva área de negocios para empresarios neoliberales vinculados a la educación.

En estos años, de un sistema mixto, prestigioso, de buena calidad y esencialmente gratuito hemos pasado a lo ya descrito: un sistema privado, de mala calidad y caro.

El producto promedio del actual sistema de educación superior se distingue por las siguientes características: profesionales con bajos niveles de competencias en sus disciplinas, con ninguna o muy escasa formación humanística, personas acríticas, egoístas y sin ninguna sensibilidad social.

De no poner atajo al avance de la selva mercantilista en la educación las universidades tradicionales irán, por la fuerza de la sobrevivencia, cayendo en las mismas conductas de las nuevas universidades privadas: disminuir la calidad docente eliminando cargos de jornadas completas, pagando honorarios ridículos a profesores-hora y transformando las actividades de extensión e investigación en fuentes de recursos sin importar la calidad ni el mérito transformador en la sociedad de tales actividades.

El mercado de la educación superior en Chile es probablemente uno de los más desregulados del mundo, eso lo convierte en un apetitoso botín para consorcios internacionales que ya han comenzado a operar en nuestro país. Estos consorcios pueden hacer en Chile lo que no pueden realizar en sus países de origen.

Esto permite vaticinar que en pocos años el sistema de educación superior en Chile se habrá concentrado de tal manera que sólo operarán unos cuántos consorcios que coludidamente se repartirán el botín. Tal como aconteció con las AFP, las ISAPRES, los servicios públicos, las cadenas farmacéuticas, entre otras.

En la educación superior, la “mano invisible” no genera mayores eficiencias, ni la competencia salvaje produce mayor calidad, el resultado es desastroso, para nuestros estudiantes, para sus familias y para Chile en su conjunto.

III.- Hacia un Sistema de Educación Superior.-

Junto con romper la nefasta política del estado neoliberal de abandono, indiferencia e inacción respecto de las universidades públicas se hace necesario caminar hacia el objetivo de establecer un Sistema de Educación Superior (SES) que rompa el actual juego de mercado salvaje que impera en nuestro país.

Se hace necesario, en primer lugar, establecer regulaciones a la actividad que aseguren el cumplimiento de objetivos de excelencia académica, de investigación pertinente (a niveles regionales) y de extensión universitaria real y transformadora.

Un SES requerirá de planificación. Esto que sonará a herejía para los adalides neoliberales, no es así, a los empresarios les encanta y les conviene planificar, sólo que no les gusta que lo haga el Estado. El plan deberá revelar objetivos estratégicos de mediano y largo plazo para nuestro sistema educativo, entre ellos los que derivan de los desarrollos de la demanda y oferta de profesionales universitarios y de nivel técnico superior. Se debe terminar con la sobre oferta de profesionales sin pertinencia ni empleabilidad que se genera, muchas veces, con publicidad engañosa.

Un SES que realice controles públicos de calidad basados en estándares básicos o mínimos que deban ser cumplidos por toda institución que opere en el sistema, estatal o privada, con o sin fines de lucro. Estándares que puedan abarcar la tasa de abandono de estudios, la tasa de graduación, la cantidad de alumnos por sala de clases, la tasa de profesores de jornada completa, la tasa de alumnos por profesor, entre otros.

Un SES que garantice igualdad de derechos en el acceso a la educación superior, que limite la competencia baldía, que fomente la colaboración académica y que establezca misiones diferenciadas en cada nivel de las instituciones que conforman el sistema (Universidades Estatales, Privadas sin fines de lucro, Privadas con fines de lucro, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica).

Un SES que garantice el cumplimiento cabal y justo del trato laboral de todas las Instituciones con los académicos y los funcionarios.

Estas ideas no son originales, fueron concebidas en los años ´60 en el Estado de California y se plasmaron en el “California Master Plan for Higher Education” (Plan Maestro para la Educación Superior del Estado de California).

Cincuenta años después, con los necesarios ajustes y correcciones el Plan sigue vigente y ha transformado a la educación superior de California en el sistema universitario de mayor prestigio de los EE.UU.

En California se ha evitado la competencia salvaje por atraer alumnos a través de jurisdicciones exclusivas para los distintos niveles de instituciones que operan en el sistema. Se encuentra asegurada la igualdad de oportunidades, casi no existe el abandono de estudios y la tasa de graduación es superior al 85%. El 66% de los cursos tienen menos de 20 alumnos, sólo a modo de ejemplo la Universidad de California, Berkeley cuenta con una tasa de sólo 12 alumnos por profesor. En el mismo Estado de California, el 73% de los profesores de Universidades Públicas son de jornada completa, y en las universidades privadas ese porcentaje es de 59%.

El sistema universitario estadounidense es, en la opinión de la Academia Europea de Ciencias y Artes, uno de los más desregulados del mundo. (ver informe “Sistemas Universitarios de Europa y EE.UU) ¿Cómo estamos por Chile?

Estas ideas y opiniones están a disposición de la comunidad universitaria, por cierto se pueden rebatir, mejorar y agregar otras, de hecho los temas de investigación y extensión deben ser objeto de análisis en lo relativo a estándares y niveles de calidad.

Lo que no podemos hacer es dejar de avanzar en la consecución de tres objetivos: exigir mayor apoyo del Estado a las Universidades Públicas, avanzar en la constitución de gobiernos universitarios triestamentales y avanzar en la definición de un marco regulatorio del Sistema de Educación Superior y de un Plan Maestro que defina los objetivos que como sociedad deseamos para nuestras universidades públicas y privadas, con o sin fines de lucro.

ESTA OTRA VIOLENCIA. EL SAQUEO

Pablo Aravena

I.- Los políticos y los medios han optado, como acostumbran, por la vía más fácil. En un caso, el discurso condenatorio y moralizante, en otro, la exposición inmediata de las “hordas” saqueadoras frente a la dignidad del que, en el suelo, defiende su casa, su familia, lo poco que ha conseguido con el trabajo honesto. ¿Cómo no empalizar con las víctimas? ¿Cómo no estar de acuerdo con la civilizada y española figura de Amaro Gómez Pablos reprendiendo a los bárbaros saqueadores del sur? “Le pedimos por favor a la presidenta que autorice a os militares no sólo a detener, sino que a disparar a estos delincuentes”, gritaba ante las cámaras una señora gordita, de melena rubia y lentes, detrás de la reja de su jardín.

Al principio todo iba bien: otra vez la perversión de los pobres, de los marginales, desplegándose a la primera oportunidad en que se ausenta la ley. Y es que ha sido este supuesto –el de la maldad de los pobres (involuntaria o no culpable, en la versión más cristiana)- el que ha sustentado todos los apartheid legales y de hecho que ha registrado nuestro país. ¿No se acuerdan del muro que levantó la alcaldesa de Lo Barnechea para separar la ranchería de La Ermita de las casas de tres mil y tantas Ufs?

Pero como el medio no es neutral, al rato las cámaras mostraron más de lo que el editor de turno quisiera. Al lado de la poblada bajita y morena que robaba comida, licor y televisores, se alistaba gente de apariencia decente, “emprendedora”, para partir, sobre sus 4x4 y desde las bodegas mismas de las tiendas, con enseres de mayor valor. El asunto ya no calzaba tan bien, porque perfectamente ese hombre podía ser el esposo de la señora que gritaba detrás de la reja de su jardín.

Pero antes de poder comenzar a tratar de explicarnos qué estaba pasando vino la intervención “sanadora” de otra Teletón, desplegando las imágenes y testimonios de toda la destrucción y dolor del sur, como modo de impulsarnos al solidario acto de meternos la mano en el bolsillo. Ese particular modo de ligar compromiso social e individualismo, promovido por Don Francisco desde el año 1978. “El horror sobrecogedor de los actos violentos y la empatía con las víctimas funcionan sin excepción como un señuelo que nos impide pensar” (Slavoj Zizek, “Sobre la Violencia”).

II.- Puede que el acto de robar, estafar, violentar, hacerle el quite al trabajo, buscar ante todo la satisfacción inmediata, etc. no sean rasgos propios de los pobres. De hecho, nunca lo han sido. quizá nuestro último terremoto ha funcionado como líquido revelador de la sociedad chilena, que a estas alturas no es más que una parcela más de la llamada globalización.

Nada nuevo digo con plantear que hay que hacer una distinción entre esa masa de los pobres. La separación se conceptualizó en pleno siglo XIX como proletariado y lumpenproletariado (Marx/Engels). Fue en “El dieciocho Brumario” donde, tratando de entender la llegada al poder de Luis Bonaparte luego de la Comuna de París (1848), surgió este desprendimiento conceptual que la referencia metafórica a la sociedad como un edificio de capaz sociales (baja, media, alta) hizo malentender.

El usual entendimiento del lumpenproletariado como una masa andrajosa e inconsciente es parcialmente correcta. En efecto, es “lo otro” de la burguesía y el proletariado (el sujeto histórico de Marx), pero no necesariamente lo que está “más abajo”. El lumpen, que era un elemento de las sociedades avanzadas de la época, podía nacer en cualquier capa de la sociedad, pues la conducta lumpenesca está en los orígenes históricos del capitalismo (la conquista, el robo, la usura) (“El Capital”, Cap.XXIV). Todos tenemos un caso a la mano: es más probable que se enriquezca, a corto plazo, un lumpen que un trabajador. El secreto de la acumulación es que no conoce ley, y cuando la reconoce lo hace como coartada.

Un año antes del golpe de Luis Bonaparte, escribía Marx en “Las luchas de clases en Francia”: “se repetía en todas partes, desde la corte hasta el café Borgne, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada (…) La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa”.

III.- Hay algo incómodo en las imágenes de los últimos saqueos. Esa incomodidad consiste, en primer lugar, en que los mejores saqueadores se parecen demasiado “a nosotros”. En segundo lugar incomoda que el saqueo se extienda, pues el futuro de la acumulación capitalista depende del monopolio del saqueo por una aristocracia que borra el origen de su riqueza con la leyenda del sacrificio de sus antepasados y la reproduce al amparo de la ley.

El descubrimiento público de una clase media lumpenizada -por lo tanto, no solo saqueadora, sino que también inconsciente y negada a su historicidad- llega en el oportuno momento en que comienzan las explicaciones acerca de los motivos de la llegada al poder de la derecha formal. Más allá de las ineficiencias de los gobiernos de la Concertación, queda pendiente hacer la genealogía del proceso de lumpenización de las clases medias en Chile.

Mientras tanto, habrá que resistir la operación anestesiante de los medios, los que utilizando la “maldad” de los saqueadores en sus notas de prensa, no han dejado de proponer un refuerzo al axioma fundamental del liberalismo económico que nos rige: el individuo es egoísta por naturaleza, hay que redirigir esas energías perversas para el beneficio de la sociedad entera.